Hoy en Suecia se estableció el matrimonio entre parejas del mismo sexo, sin embargo, desde 1987 los suecos tenían un sistema parecido al de la Ciudad de México, en que las parejas del mismo sexo pueden registrarse en una especie de sociedad de convivencia. En 2003 los suecos permitieron la adopción entre personas del mismo sexo y ese largo camino culminó con la aceptación del matrimonio hoy en día.
Esto podría no tener nada de relevante, siempre se dice "No somos Suecia" y claramente no lo somos, sin embargo la relevancia tiene que ver con el camino que los suecos transitaron desde 1987. Se dice que la actual figura de sociedad de convivencia es una forma de dar atole con el dedo a la comunidad LGBTT (Lésbico-Gay-Bisexual-Transexual-Transgénero), más aún, se dice que a pesar de los limitados derechos de la figura de Sociedad de Convivencia, los activistas tanto de la comunidad LGBTT como otros activistas pro derechos y libertades nos quedaremos tranquilos y no exigiremos más derechos.
Ahí radica la importancia de lo sucedido en Suecia, los activistas y políticos pro derechos humanos y libertades no se conformaron con los derechos limitados que se les otorgaron en 1987, tampoco se conformaron con la adopción que de por sí ya era un gran paso, muy al contrario, siguieron luchando por el reconocimiento del derecho al matrimonio. Efectivamente, no somos Suecia, por eso nos tomó 20 años más que a ellos aceptar algo como la Sociedad de Convivencia, pero queda claro que la lógica de activistas y políticos de avanzada no es conformarse con unos cuantos derecho sino luchar por cada vez más.
Desde acá un llamado a todos, tanto a la comunidad LGBTT como a otros activistas y políticos de izquierda y pro derechos humanos para no caer en el conformismo, dudo que así sea pero hay que advertir que hay un camino largo y muchos derechos por conquistar, que así sea en México, en América Latina y en cualquier lugar del mundo en donde exista la discriminación tanto de facto pero sobre todo de iure.
2 comentarios:
Hermano siempre querido,
Un gusto toparnos con esas noticias. Es cierto, me incluyo en el grupo que refieres como los que consideramos a la sociedad de conviviencia un mero paliativo y que la exigencia debió ser mayor. Sin embargo, en el fondo no diferimos mucho, sólo creo que México, con su evidente retraso en el respeto y garantía de los derechos humanos no puede darse el lujo de una batalla de 20 años para el reconocimiento de plenos derechos de la comunidad Lésbico-gay...
Sea cual sea el camino, si tus demandas o mis gritos son una u otra opción, creo que tenemos claro que debemos seguir cada uno a su ritmo, en su trinchera, con su gente y en una medida acaso superior a nuestras posibilidades.
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