Pide ser llamado Christian, no vive en un loft, no vive con sus padres, tiene algún hijo pero hace uno o dos años que no sabe qué fue de él, al parecer la madre se lo llevó a vivir con los abuelos a Neza. A veces no duerme, prefiere hacerlo a ratos durante el día, pero cuando el frío aprieta siempre encuentra refugio en metro Mixcoac o fuera de algún comercio con marquesina sobre Patriotismo, cerca de donde trabaja.
Christian tiene dos pasiones el futbol y algunas drogas; le va al Atlas desde que un día fue al Azteca y los vio ganarle al América 3-0 (con todo Zague), en drogas prefiere la marihuana, le resulta accesible y conveniente para sus necesidades de relajación, al parecer Christian sufre de cierta ansiedad.
Cuando duerme, se despierta a las 9, va al mercado y busca algo de desayunar, lo suficiente como para no hacerlo desmayar las próximas seis horas que estará bajo el rayo del sol en los diversos semáforos de la bifurcación de Revolución. Tiene muchas historias, desde el joven de traje que se niega rotundamente a que se le limpe el parabrisas y hace gestos y bravatas pero al final por presión de su novia o esposa termina dando la monedita de dos pesos, hasta las muchachitas de falda corta que gustosas aceptan les limpien el parabrisas mientras Christian, también gustoso, les mira las piernas mientras se sube al cofre del Chevy o a veces Jetta.
A pesar de que Christian gusta de la marihuana y la disfruta tanto como quien disfruta un whiskey en las rocas, afirma no ser un adicto y sus amigos tampoco. Algunos de ellos son abstemios, algunos por religión otros por economía y unos más por malos recuerdos de cirrosis hepáticas.
Un buen día Christian será futbolista, algún headhunter ebrio lo encontrará dominando el balón como lo haría el mismísimo Cuauhtemoc Blanco, y entonces Christian olvidará la ofensa de aquella mujer adinerada que con toda la histeria le gritó "ey mugroso drogadicto: ni creas que te voy a dar 3 pesos para que vayas a drogarte", y no es nada personal contra ella, más bien Christian la considera la voz ignorante de miles que deciden no darle ni un peso por un servicio tan puntual como el de limpiar el parabrisas.
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